Somos humanos. Nuestra humanidad es la
característica que así nos define, a pesar de que muchas veces tengamos la
sensación de que ya la hayamos perdido. Eso. Esa capacidad de
sentir cuando algo nos eriza la piel y un escalofrío nos recorre el cuerpo
entero; de emocionarnos cuando nos toca el alma -porque aunque el alma sea
intangible, sabemos que está viva en nosotros-; de estremecernos cuando una
canción, una fotografía, una historia, nos conmueve; de solidarizarnos cuando
vemos que la tragedia y el dolor acechan sin saber por qué; de suspirar cuando
en el estómago habitan mariposas; de amar más allá de lo que a veces pensamos
seríamos capaces; de asustarnos y sentir miedo a la soledad, al vacío, a
decepcionar, a fracasar, a fallar, a no ser querido, ni siquiera por nosotros
mismos...; o de sonreír y estallar carcajadas cuando la vida sabe a risa. Todo
eso nos hace humanos. Nos revestimos de piel y albergamos algo más que músculos
y huesos en el interior, pero somos de sobra más que eso. Somos seres frágiles.
Seres que están expuestos al mundo. Somos vulnerables, y somos bellos. Cada
imagen que se cuela en nuestras pupilas nos puede modificar en sólo un instante,
aquello en lo que creemos. Cada acorde o cada melodía que acaricia nuestros
tímpanos puede trastocarnos la percepción que hasta entonces teníamos del
sonido. Cada ráfaga de olor que inhalamos se pasea por nuestras entrañas
despertando recuerdos y creando nuevos. Cada muestra de sabor hace que nuestra
lengua reconozca el placer que queremos. Cada golpe que recibimos, cada caricia
que aceptamos, cada beso que nos dan, y damos, cada abrazo, modifica nuestra
piel llenándola de cicatrices y de pruebas de amor. Es inevitable. Y resulta
maravilloso, saber que cada palabra que pronunciamos puede tener todo ese
efecto en las personas a las que se las decimos. Porque tenemos en nuestra voz
el poder de querer y de dañar casi por igual. En nuestra boca y corazón está la
decisión de elegir un camino u otro. Y cambiarlo todo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario