miércoles, 13 de marzo de 2013

NUBES DE COLOR DE ROSA.




Nubes de color de rosa atardecen mi ternura y yo me siento profundamente humano. Aún arrastro los resquicios de la pereza anidada en mis pasos pero ya no me ausento cuando estoy descalzo. Ahora puedo saltar en los charcos, puedo mojarme el corazón como antaño. Paseo por la vida que tanto me ha dado y no escatimo en sueños; soy un niño relleno de adulto con la inocencia cuidada a descaro. Hay un sol brillante colándose entre los matorrales que busca anidarme en sus rayos y guiarme siempre hacia la luz. Y aunque oscurezca más que de costumbre últimamente, aguanto porque estoy vivo, y tengo palabras para volar. Despego sin combustible pero floto como un pájaro en el aire: soy libre en mis decisiones. Me descalzo y tras ello me desnudo; me muestro natural al mundo. Busco la esencia de mi alma y me encuentro vagando profundo en una noche de niebla calmada. Respiro lo gélido del ambiente y me acurruco. Abrazo a mi almohada y le susurro, en una tenue voz baja, que todo saldrá bien mañana.


Fotografías tomadas en dos atardeceres de Febrero de 2013 desde mi habitación en San Sebastián de los Reyes.






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