martes, 19 de marzo de 2013

PRIMAVERA QUE NUNCA LLEGA.



Las noches parecen ahora más largas que hace tiempo. Los minutos pasan sin compasión por mis dedos, diluyéndose lentamente como si fuera a perderme en ellos. Todo tiene una enorme consistencia en mi entereza y el frío cala ya de los pies a la cabeza. La primavera que nunca llega.

Va para largo este invierno que me trajo de vuelta al hogar, y en mi habitación me veo perdido buscando de nuevo el principio de las cuestiones más amargas. Malditas musarañas. Entre sábanas gélidas y recuerdos de una vida pasada gasto las tardes buscando respuestas calladas. A veces me desvío y desvarío. Entre tanto desatino quisiera que tú me alumbraras. Estás en mis suspiros pero te ausentas en la respiración que acompaña. Me enredo en mi propia tela de araña.

De repente se desprende una bella flor posándose en mis pestañas y suena una hermosa melodía encallada en los tímidos pálpitos de mi corazón. Cierro los ojos para flotar en la noche, antes justo de dormir. Brotan los almendros de nuevo dándole color al cielo que todavía busca consuelo en mis ausentes ganas por verme sin ti.

Primavera, que a la vuelta de la esquina espera, vuelve con ese aire de amor que dejaste en el olvido. Altera el pálpito de mi sangre y dale un vuelco a sus latidos. Haz que lluevan cantaros de margaritas prefabricadas sobre sus manos y cólmale con sólo cosas buenas. Trátale como a un buen chico y cuídale como tú sabes. Yo volveré para con él reencontrarme en el sendero, para ponernos al día de cómo nos fuimos alejando y perdonar cuánto perdimos por miedo. Y dile, con ese aire suave que sólo tú posees, que le esperaré hasta que la muerte me lleve hasta Marte. 




 Fotografías tomadas en el Paseo de la Castellana en Madrid la tarde de lluvia del 19 de Marzo de 2013.








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