miércoles, 14 de agosto de 2013

ALGO DE VIDA Y MARIPOSAS.



Tranquilo, no tengas miedo. Alégrate por eso que corre por tu interior. Peca de inocente porque la realidad muchas veces peca de cruda y dura. Sigue así, déjalas que despierten de nuevo y se muevan a su gusto. Han estado mucho tiempo dormidas en tus tripas, quizás en coma o rozando la muerte, pero no lo hicieron. No murieron, parece que están aquí de nuevo. No se fueron porque aunque tú aparentemente ya dejaste de creer en ellas, lo cierto es que ellas nunca han dejado de darle latido a tu corazón.

Tus ojos te delatan. A veces parece que ya no caminas por la calle. Empiezas a levitar como queriendo consumir todo el aire para llevártelo a los pulmones y soltarlo en un suspiro. No lo niegues: tienes ganas. Se ve que quieres que te abrace un suspiro, uno que no sea tuyo, y que se pose en tus pestañas para cuidar de tu camino cada vez que parpadees. Empiezas a sospechar que estás preparado. Sientes como lo pides a gritos, en silencio, por dentro, como si ya te absolvieras del daño y del pecado, del pasado. Quedas liberado.

No hagas caso una vez más de los consejos que te alerten de ser humano y sentir. De verdad, siente. Y se siente si la gente no te entiende. Sé fuerte y vulnerable porque de eso trata la vida: la vida es una montaña rusa de idas y venidas, de personas y miradas, de sonrisas, de bajadas y subidas, de sentimientos que navegan por los corazones ansiosos de más vida. No puedo decirte qué pasará porque eso sólo lo sabe el tiempo. Pero disfruta, disfruta del camino. Despójate de los miedos y desnuda esas cicatrices que el amor dejó a su paso en tu piel de niño bueno. No las dejes que desaparezcan, están ahí para recordarte que quisiste querer y lo hiciste. Pero hay más piel sobre tu cuerpo que merece ser querida, hay más de ti para dar en nombre del amor.


Vamos, levanta ese cuerpo del suelo y despierta esas mariposas para nada cobardes. Abrázalas y deja que sus alas te envuelvan. Sueña y siente una bella melodía. Comparte y ondea tu mano al atardecer en tu auto. Viaja y pasea tus pies descalzos por la orilla. Sumérgete en el azul del mar para recordarte una vez más lo bien que se siente cuando se siente. Estás vivo.


Fotografías tomadas cerca de Patones de Abajo, Madrid, el 13 de Julio de 2013.










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