A veces pienso que
hay un público expectante por volver a leerme, por encontrarme en mis letras
viviendo y muriendo, sufriendo y ganando, y pensando y pensando y pensando...
Eso me puede tantas veces. A veces huyo de mí mismo para hallarme con otros
porque no me soporto, o quizás porque tengo miedo de escucharme demasiado y
pensar que pensando al final me quedaré cuerdo en lugar de loco, y entonces ya
está, estaré perdido como el resto; seré lo que nunca he querido para mí, ni
para nadie, seré un ser vivo sólo por el hecho de tener latidos en mi corazón.
La vida es más que eso; de sobra es más que eso. Es pasión, es angustia, es
lucha, y es ilusión (por favor, que haya mucha). A veces ya no sé en qué
consumo el tiempo del reloj que nunca condeno a mi muñeca, ni en qué lugar
pierdo el hilo de las agujas de cada segundo que dejo atrás. A veces miro a los
demás con condescendencia por no apreciar cada leve pestañeo que acaricia en
sus ojos el aire, o por no buscarle más belleza a lo simple, pero al rato me
lleno de contradicciones por seguir pensando y dándole vueltas en lugar de sólo
ser simple y bello. Qué complejo. A veces cierro los ojos, y siempre tengo
miedo de no volver a abrirlos, porque aunque a veces esté perdido, aunque a
veces no encuentre armonía, aunque a veces el simple latido de mi corazón no
sea suficiente para recordarme que estoy vivo, nada de eso significa que no
quiera volver a intentarlo. Volver a darle algo menos de vueltas a las cosas
para que su belleza caiga por sí sola; volver a respirar fuerte, llorar y al
rato estallar en un carcajada la esperanza de que otra vez el sol brillará
después del invierno; volver a quedarme a vivir en la respiración de otro ser
vivo que llene con su luz mi bombilla, la que a veces creo fundida; por
volver... he vuelto a escribir de nuevo, y sé que nunca dejaré de hacerlo. Por
volver, he vuelto a llorar y lo llevo haciendo meses, porque sé que después volveré
a reír, y así recordarme que esta es mi manera de ser, mi manera de sentir, que
la vida es tan sólo un suspiro y yo quiero que en ese breve instante se me
erice hasta el último de mis pelos.
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