miércoles, 23 de enero de 2013

ESTOY DESAFINADO, SOY UN DESCONCIERTO.



Si tan sólo miras la vida pasar, la vida pasará y tan sólo habrás mirado, sin sentir, sin amar, sin querer... se pasará todo tan rápido. Día tras día, esta es mi plegaría para levantar mi cuerpo inerte de la cama y buscar una salida que me diga que aún todavía queda luz oculta tras la oscuridad perversa. Pero cuesta, cuando con las manos en los bolsillos busco, sin éxito, respuestas a todas esas preguntas que sólo me inquietan.  

Estoy cerrado por reforma porque no encuentro poesía en el aire. Espero que vuelva pronto, pronto a visitarme. Las gélidas ráfagas de viento que acarician mi adormecido cuerpo cuando rara vez salgo a pasearme, no hacen más que congelar mis ideas y espantarme. Si por mi fuera gritaba, saltaba, bailaba, y... me marchaba lejos para sentirme libre, para no volverme cuerdo. Pero me atrapan estas cadenas que no se rompen ni con mis lágrimas al descubierto, ni con mis inmensas ganas por compartirme sincero. Me ahoga este tiempo libre que encarcela mis placeres, y ya no sé vestirme de risa para salir a buscarme.

Tengo polvo en las hombreras y mi madera cruje por dentro. Soy de un tiempo pasado que me habla de canas gastadas en veranos olvidados. Soy un absoluto desconcierto. Desafino notas quebradas en las caderas de otros cuerpos; notas que chirrían en los oídos como si ya no fuera el mismo de antes, como si estuviera perdido y solo en medio del baile. No hay aplausos, ni público que los arranque. El repertorio ya cansa, las luces se funden, el telón baja. Se termina la función por esta vez, hasta nuevo aviso...






...hasta que el peso de otro cuerpo despierte esta alma.














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