domingo, 16 de junio de 2013

TODAS AQUELLAS COSAS QUE ME DIJISTE MIENTRAS DORMÍA.

- Bello, despierta. He de decirte algo. Algo que no puede esperar...

Nada. Yo estaba dormido profundamente, dormía plácidamente. La noche que estaba terminando para dejar paso al día había sido memorable. No era ni siquiera aún del todo consciente de cómo ese chico iba a repercutir en el resto de mis días venideros. Seguí durmiendo, desnudo, arropado tan sólo por unas sábanas empapadas en sudor horas antes por el sexo que habíamos consumido. Inolvidable. Hicimos el amor como dos desconocidos que pretendían amarse para toda la vida. Sentí el peso de su alma sobre mi cuerpo. Él también sintió lo mismo. Le amé en cada ráfaga que mi sonrisa esbozó en su mirada, llena de infinita belleza, y él lo supo apreciar. Lo entendió de tal manera que amarró sus brazos a mi costado como queriendo no soltarme nunca, literal y emocionalmente.

- Mi avión saldrá en unas horas -empezó a susurrarme al oído apoyado sobre la cama, mirándome, observando cada arruga de mi cuerpo, a pesar de que yo no hice ninguna mueca que le hiciera pensar que estaba despierto. De hecho no lo estaba, yo dormía con la tranquilidad de haber vivido la noche más maravillosa de mi vida, flotaba sobre la realidad.- Madrid siempre será la ciudad de mis sueños -continúo diciéndome-  adoro vivir aquí, pero necesito cambiar de aires. Y justo, cuando tomo la decisión de cambiar de vida, apareces tú. Tan sólo hemos pasado unas horas juntos: ayer un montón de mariposas sobrevolaron la zona mientras charlábamos sobre temas tan dispares como la crisis, la política, el sexo, la música, los viajes y el mundo... la vida: la tuya y la mía. Y hoy hemos pasado otras tantas horas conversando sentados sobre mi sofá, devorándonos cautelosamente con la mirada. Ha sido entonces cuando no podía aguantarme más las ganas y he sellado tus labios con mis manos, para inmediatamente besarte después. Así he hecho; tu boca estaba provocándome tanto... no podría haber vivido más sin conocer tus besos. Después hemos venido a la habitación y al observar cómo tu cuerpo se iba desprendiendo de sus ropas al mismo tiempo que mi corazón se aceleraba, entonces lo he entendido: eres tú, con tu belleza e inocencia, con esa luz que desprendes, con la verdad que tan poca gente posee, lo que necesitaría yo para dar respuesta a muchas preguntas. Me gustaría descubrirte y ver qué crece entre nosotros. Quisiera por un instante volver atrás en el tiempo y quedarme aquí en Madrid para darnos una oportunidad. Quizás no sería igual de especial nuestro encuentro, ¿quién sabe? yo al menos no lo sé, pero aquí estoy. Duermes como un bebé, desnudo, lleno de pureza, desprendiendo vida y paz... Quisiera pararlo todo, detener el tiempo, y vivir para siempre en esta cama para observarte al despertar en cada amanecer, alejados del mundo, de todo lo pasado, construyendo futuro. -Paró entonces para coger aire y continúo hasta finalizar su confesión mientras yo me acurrucaba, aún dormido, para evadirme del aire suave que entraba por la ventana- Tenemos todo el tiempo del mundo para vivir, para conocer nuevos lugares, nuevos cuerpos, para perdernos... pero ya nunca estaremos solos ahora que nos tenemos. Volveré algún día para vivir el resto de mi vida a tu lado, para amarte como te mereces, para cuidar de tu corazón. Volveré para decirte eso que supuestamente tan pronto no se debe decir por si resta importancia a los sentimientos, pero yo lo siento ya, por loco que parezca. Te... 

Te echaré de menos, tanto.


La suave brisa mañanera de principios de verano me despertó bien temprano. Estaba solo en la cama, ocupándola por completo. Le escuché andando por la casa, haciendo la maleta supuse. Recordé cada instante de la noche anterior y entonces suspiré profundamente, y al rato sentí algo extraño. Se iba a marchar para siempre y había algo en mis adentros que no me lo permitía. Pensé por unos minutos en algo que hiciera que se quedara, incluso pensé en ir a despedirme al aeropuerto y pedirle allí que mantuviéramos esto que había nacido entre nosotros, pero no, no hice nada de eso. Lo único que decidí hacer fue sacar un trozo de papel de color verde que tenía en mi cartera y escribir:


"Y mientras tanto miro y escucho la belleza de este mundo descomunal. Resulta aún más bello sabiendo que en él tú estás." y por el reverso, le puse: "Disfruta de la vida, de las miradas, de las sonrisas, del sol, de la luna y de las estrellas, de la música y de los silencios, de los lugares y su belleza... Nos vemos pronto. Un abrazo y un beso. Fer"



Me vestí y salí a dedicarle mis mejores buenos días. Tenía ya casi la maleta terminada. Posada sobre todo el montón de ropa lucía la camiseta que nos hizo conocernos meses antes. Hablamos poco más: que a qué hora salía el avión, que cuándo empezaría su trabajo allí, etc. Bromeé y le dije que le esperaba pronto por Madrid, que nos debíamos una noche de tequilas. Fue un momento a coger unas cosas y aproveché para dejar la nota verde color esperanza en su cartera. Volvió y entonces llegó el momento de la despedida. Nos fundimos en un abrazo y se me atragantó la garganta tan fuerte que quedé inconsciente por unos segundos. Permanecí ahí, flotando, abrazado a su cuerpo, amarrado a su vida. Nos besamos con la intención de no olvidarnos nunca y yo me llevé su mirada clavada en mis pupilas. Y me fui. La puerta se cerró y lloré todo el camino de vuelta a casa. Al llegar a mi cama seguí llorando desconsolado. 

Me debí de quedar dormido entre sollozo y sollozo. Me desperté de un sobresalto. Eran las 11.00 am del último día del mes de Junio. Despegó su avión. 



Fotografías tomadas el día 12 de Junio de 2013 en San Sebastián de los Reyes, Madrid. 





































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