Le he dado mil vueltas
al planeta Tierra pero sigo aquí sentado. Mi cabeza me tiene en tus labios y mi
sexo en tu corazón. Busco, rebusco, y por más que busco no me encuentro con el
acierto del destino para acabar en tu balcón; porque hay un avión que nos
separa. Cuánto más aire imagino que hay entre nosotros, más agrando mis
pulmones para respirarlo todo, y así, una vez agotado, tenerte aquí a mi lado. Me
guardo en un suspiro todos aquellos motivos por los que me juraría prometerte
una vida llena de felicidad, y calmo la locura de mis ganas por pedirte
compromiso, tan sólo para darle tiempo al tiempo y dejar crecer a través de la
distancia aquello que nos prometimos. Prometimos volver a vernos, no importa ni
cómo ni cuándo. Importa que vuelva a ver tu cara despertando mi risa, y lo más
importante no se me olvida: que vuelva tu latir a hacer latir mi vida. Todas
las fronteras serán meras barreras en nuestro camino, y todos los rincones que
visite serán pequeños lugares donde dejaré plantado el rastro de tu amor
viajando conmigo. Aquellos rostros que me hablen de otras miradas serán
anécdotas pasadas, y tú serás siempre mi presente, en primera persona del
plural. Retomaremos por fin aquello que nació entre nosotros una tarde del mes de Junio en
un café de Madrid. Dejaremos fluir las palabras contándonos historias de días
pasados y sin darnos cuenta, casi por seguro, danzará el amor en nuestros
labios. Y se callará el planeta en un instante para volver de nuevo a jurarme
nunca olvidarte, a pesar de los mares y de las distancias, aunque estés a millones
de años luz de mi mirada.
Encontré en ti la
belleza más pura... y quisiera nunca se disipará.
Fotografías tomadas la mañana del 8 de Noviembre del 2012 en la zona de Downtown Brooklyn y Dumbo, en Brooklyn, tras la nevada del día anterior.
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